Las estadísticas dicen que pasamos más horas con nuestros compañeros de trabajo que con nuestra familia. Eso es así, y en la sociedad que vivimos, cada vez se da más. De ahí que las grandes empresas, con un buen número de trabajadores, estén ideando fórmulas para buscar que la convivencia sea más llevadera, pensando en un buen funcionamiento de la empresa.
Está claro que un ambiente de trabajo nocivo, será peor en todos los aspectos. En los últimos años están teniendo mucha aceptación las reuniones de empresa en las que se ofrece algo diferente para intentar conexionar a todos los empleados. Yo acudió a una de ellas y la verdad es que el resultado fue más que aceptable. Mi empresa está relacionada con el marketin on line.
Nosotros nos reunimos en una casa grande de Toledo. Con capacidad para más de 25 personas. Nosotros éramos 22. Las jornadas consistieron en varias reuniones donde nos comentaron lo típico, que la situación económica de la empresa no es boyante, que se sigue acusando la famosa crisis, pero que si bien, es cierto, que comienzan a verse los primeros brotes verdes. Aún así, nos pidieron que nos apretáramos los cinturones, ante posibles nuevos recortes, que intentáramos hacer un pequeño esfuerzo a la hora de producir. Noticias que nunca son fáciles de trasmitir, pero claro está, es mejor hacerlo en un entorno en el que nos encontrábamos, que hacerlo en una fría y distante oficina. ¿No creéis?
Lo mejor llegó después. Tras las conversaciones de objetivos cumplidos, no cumplidos y próximos, fue el turno para la aventura. Participamos en actividades como el tiro con arco, orientación, supervivencia, actividades acuáticas, lanzamiento de armas de época, guerra de gladiadores, etc. Aunque sin duda lo mejor fue la fiesta que hicimos en el jardín donde había una inmensa piscina construida por Piscinas DTP. Eso era una gozada. Me dijeron que era el modelo Haiti. Estaba diseñadas en forma de “L”, comenzaba con una profundidad de 1,10 metro en cual van incorporados los escalones, hasta finalizar con una de 1,95 metros. Yo que no llegó al 1.80 imagínate como disfrute dándome unas buenas zambullidas. A ojo de buen cubero diría que tendría unas dimensiones de 10 x 4 metros, aproximadamente.
Luego fue el momento de la cena, donde los empleados volvimos a intercambiar opiniones, haciendo un ejercicio de sinceridad tuvimos que contarnos cosas que nos gustaban y que no de los compañeros y de la empresa. Todo ello con la intención de mejorar la relación y la marcha de la marca durante los próximos meses.
Sin duda, mis jefes supieron romper con lo que era serio y nos ofrecieron pequeñas píldoras de humor, para quitarnos estos prejuicios que en todo caso son negativos. Nos trasmitieron confianza a todos los asistentes y consiguieron que todos los participantes nos expandiéramos y sintiéramos partícipes de lo que allí se estaba cociendo.
Hay que reconocer que la idea fue muy buena, cierto es, que este tipo de actividades no tiene punto medio, o sale de 10 o de cero, ya que no sería la primera vez que todos los trabajadores salen a golpes (en sentido figurado y en otras no). Mi experiencia fue muy buena y la recomiendo a todas las empresas que quieran fortalecer los lazos entre sus empleados.