Son muchas las empresas que han tenido que recortar gastos como consecuencia de la pandemia, un hecho que ha provocado numerosos ertes, empresas que directamente han tenido que cerrar sus puertas, autónomos que han tenido que bajar la persiana ante la imposibilidad de pagar unos impuestos sin tener beneficio o grandes cadenas que han tenido que reducir sus plantillas para ajustarse al presupuesto. Todo esto además, ligado a la nueva ley del teletrabajo -recogida en el BOE: Ley 10/2021, de 9 de julio, de trabajo a distancia-, por la que el trabajador tendrá “derecho a la compensación total de los gastos” porque el trabajo a distancia no puede suponer costes “directos o indirectos, relacionados con los equipos, herramientas y medios vinculados al desarrollo de su actividad laboral”. En definitiva, si el 2020 supuso un antes y un después, al 2021 le está tocando establecer la nueva forma de vida, esa conocida como nueva normalidad, y empezar a implantar esos cambios que han llegado para quedarse.
Es por ello por lo que muchas empresas ya se han visto obligadas a reestructurarse internamente, a deshacerse de gastos dispensables, a eliminar los tiques restaurante, a reducir plantillas en numerosas ocasiones y también a ajustar las necesidades de la oficina, como puede ser la reducción de la jornada laboral con el objetivo de ahorrar dinero en la factura de la luz. Pero llega la Navidad y, con ella, la obligación por parte de la empresa de obsequiar de algún modo a sus trabajadores. Y es que en diciembre de 2019, el Tribunal Supremo confirmó que la cesta de Navidad es un derecho adquirido de los trabajadores. Sin embargo, ya en 2020 aparecieron dificultades para entregar esa cesta: mucha gente todavía teletrabajando durante toda su jornada laboral, muchos otros trabajando desde una provincia o comunidad autónoma diferente a la del lugar físico de trabajo y, también, las restricciones a la movilidad y el miedo a juntar a muchas personas a la vez y a tocar un producto previamente contagiado. Por ello, muchas empresas optaron por darle una vuelta a esa entrega y ofrecer otros productos, como por ejemplo tarjetas regalo o en forma monetaria.
¿Y qué va a pasar ahora? Aunque muchas empresas volverán a la tradicional cesta de Navidad, muchas otras optarán por adaptarse a las nuevas necesidades. Al fin y al cabo, cada vez hay más personas que optan por llevar un estilo de vida determinado que les impide consumir la mayoría de los productos que se ofrecen en las cestas, tales como embutidos, conservas de pescado, dulces o bebidas alcohólicas. Por ello, muchas empresas volverán a las ya conocidas tarjetas de regalo, pero muchas otras optarán por ofrecer objetos útiles para sus trabajadores y que además sirvan como elemento de merchandising. Y es que como nos cuenta desde Container Visual, los productos que se pueden regalar para que el trabajador haga uso de ellos en su día a día en la oficina son numerosos: botellas de cristal, tápers, bolsas térmicas para transportar la comida, tazas donde servir el café, mochilas e incluso la tecnología necesaria para desarrollar el trabajo. Y, además, si están serigrafiados con el logo de la empresa no solo se consigue dar publicidad sobre ella, sino que el trabajador se sienta reconocido y además puedan tener todos los mismos productos. Otras empresas, por ejemplo, optarán por entregar de forma gratuita décimos de Navidad a sus empleados.
¿Y qué va a pasar con las cenas de empresa?
En este sentido, el año 2021 también va a tener una importancia especial, ya que en 2020 se cancelaron la gran mayoría de cenas de empresa para evitar brotes. Al contrario de lo que ocurre con la cesta de Navidad, la organización de una cena no es obligatoria y, por tanto, no tiene por qué producirse. Por eso y con el objetivo de ahorrar, muchas empresas volverán a optar por no ofrecer la cena de Navidad. Otra opción posible es que la empresa ofrezca una especie de cóctel dentro de la oficina o el puesto de trabajo en horario laboral para felicitar las fiestas y brindar por el año nuevo que está a punto de comenzar. Y en el caso de las empresas que opten por celebrar las también tradicionales cenas de Navidad, optarán por un pequeño cóctel de corta duración para evitar un contacto excesivo entre los trabajadores.
En cualquiera de los casos, cabe destacar que el trabajador no puede ser obligado a asistir a la cena de Navidad en caso de que se organice, si él no considera necesario acudir.