La hostelería es un sector que en España siempre ha tenido más negocios que en otros países europeos como Alemania, Francia o Reino Unido. Casi todo el mundo lo achaca al turismo pero yo soy de las que piensa que la cultura del “tapeo” es algo muy arraigado en este país y no necesariamente una moda turística o pasajera, sino algo nuestro.
Sin embargo, esa misma fama hace que surjan bares y restaurantes en cada rincón de las ciudades, algunos con más acierto que otros y lo que es más importante, algunos con gran calidad en relación con el precio y otros que dejan mucho que desear.
Últimamente he visto cerrar muchísimos negocios y, aunque algunos no los había probado y otros no me habían gustado, hay muchísimos otros restaurantes o cervecerías que han causado un quiebro en mi pequeño corazoncito, o estómago según se mire, y pienso que es porque esta proliferación provoca que sólo los mejores resistan y no hablo de los mejores a nivel de cocina sino de los mejores en todo, desde el servicio hasta la limpieza e incluso la publicidad.
Pues bien, hoy, desde este blog, quería lanzar una idea que muchos trabajadores de la hostelería se permiten olvidar de vez en cuando, y es que el mejor producto es el nuestro, el de la tierra, el que no ha de recorrer largas distancias en cámaras frigoríficas para llegar hasta la mesa y el que mantiene viva toda la naturaleza en su interior. El producto agrícola español.
Spain Fresh Exporters es un directorio de productores agrícolas, tanto nacionales como exportadores, donde podrás encontrar aquello que necesitas con la mejor calidad y mejores precios. Ya está bien de producto congelado y de verduras que hacen de una tapa española otra mucho menos nacional. Resulta indignante que teniendo la materia prima que tenemos en este país sigamos recurriendo al producto importado para elaborar aquellas tapas que consideramos típicas.
Si quieres cocinar un buen plato japonés probablemente conseguirás los mejores productos en una hipermercado especializado y si lo que quieres es pollo al estilo tailandés es casi seguro que encontrarás lo que necesitas en una tienda que posea las mejores especias de esa tierra pero, por esa misma razón, no puedes pretender crear una buena tapa de tortilla de patatas con pimiento si el pimiento viene importado de Francia y las Patatas de Alemania (y es un decir). Es como si fuera de nuestras fronteras valoraran más nuestros productos que nosotros mismos y eso es algo que daña tanto a nuestra cultura, como a los agricultores como a nuestra hostelería y no nos damos apenas cuenta de ello.
Innovar está genial y de hecho apoyo incondicionalmente a cualquier profesional que quiere dar un toque de originalidad a su trabajo, sea cual sea, pero eso no quita para que el producto de toda la vida siga teniendo cabida en nuestra vida moderna y sobre todo cuando hablamos de tapas españolas. Que las nuevas exquisiteces cocinadas con nitrógeno líquido son impresionantes y seguro que sabrosísimas pero en ocasiones lo que te apetece es comerte unas buenas patatas bravas cocinadas como siempre, o unos chipirones recién pescados con una gran ración de verduras a la plancha.
Estoy segura de que un restaurante que se anunciara como especialista en tapas españolas cuya materia prima es totalmente nacional arrasaría muchísimo y no lo digo por patriotismo ni nada parecido, eso son tonterías en mi opinión, lo digo por el producto fresco, sin que haya sido congelado, poco tratado y recogido del campo hace relativamente poco tiempo.
No es lo mismo comerse un tomate de la huerta que tienes plantada en el campo del pueblo que comerte un tomate comprado en el supermercado de la esquina, el primer bocado, el sabor que deja al tragar, todo es diferente y quien diga lo contrario es que jamás ha probado un buen tomate de campo.